sábado, 16 de marzo de 2013

LA CHAQUETA DE CHANEL



                                                                                                                            (Gabrielle Bonheur; Saumur, Francia, 1883-París, 1971) Modista francesa que revolucionó la moda y el mundo de la alta costura de los años de entreguerras creando una línea marcada por la sencillez y la comodidad. Coco Chanel rompió con la opulenta y poco práctica elegancia de la Belle Époque e inauguró la era de la ropa informal y cómoda. Conectó con ello con los sentimientos de las mujeres de los años veinte, que después de la guerra querían vestidos sencillos, aunque elegantes. Usando materiales baratos y simples, y con el objetivo de aligerar la ropa, el diseño de sus modelos eliminó corsés y forros. Todo ello contribuía a dar una mayor libertad de movimiento al cuerpo, como expresión de las aspiraciones de la mujer del siglo XX. Delgada, con poco pecho y el pelo corto, con ropa ancha y cómoda, Chanel se convirtió en el prototipo de garçonne, símbolo de la mujer moderna, activa y liberada.

Nacida en el seno de una familia humilde, a los 12 años perdió a su madre, víctima de la miseria y de los embarazos (Gabrielle tenía cuatro hermanos a los que llegó a pagar para que fingieran que no existían). Su padre, un vendedor ambulante, entregó a la pequeña Gabrielle al cuidado de unas monjas en un hospicio de Corrèze, donde pasó los siguientes seis años aprendiendo a coser. Para entonces, la que luego sería Coco Chanel se había convertido en una fantasiosa adolescente de diecisiete años que no aceptaba su pasado, y comenzó a inventar una biografía llena de novelerías.
Sus ansias de libertad e independencia la empujaron a abandonar el orfanato y a colocarse como dependienta en una mercería de Moulins, trabajo que compaginaba con sus actuaciones en La Rotonde, un lugar de diversión para los oficiales del ejército, donde dejaba oír su voz con temas como Ko ko ri ko y Qui qu'a vu Coco?, una tonadilla popular que narraba la historia de una muchacha que había perdido a su perrito Coco. Fue allí donde comenzaron a llamarla la petite Coco, el nombre con el que luego se haría conocida y entraría en la leyenda. Es posible que por esa misma época sufriera un aborto que le provocaría la esterilidad de por vida, hecho que sin embargo no ha podido precisarse.
Con apenas veintidós años, se enamoró perdidamente (aunque siempre lo negó) de Étienne Balsan, un joven burgués adinerado con el que mantuvo una relación de seis años. Balsan la arrancó de su vida provinciana para mostrarle una existencia de lujo y ocio entre fiestas y carreras de caballos. Pero Coco quería trabajar, así que habló con Balsan para que éste financiara la apertura de una sombrerería; mientras él maduraba la idea, ella aprovechó para fugarse a París con Arthur Boy Capel, un jugador de polo que era uno de los mejores amigos de su amante.
Ya en París, Mademoiselle Coco seguía aferrada a la idea de abrir una casa de modas; sin embargo, como Capel no tenía dinero, se vio obligada a pedírselo a su antiguo amante. En 1914 compró en las Galerías Lafayette varias docenas de sombreros que ella misma reformó y luego los sacó a la venta. Ante el inesperado éxito obtenido, no lo dudó ni un momento: lanzó su propia línea de moda, que consiguió notable aceptación entre sus clientes, muchas de las cuales eran antiguas amantes de Balsan.
Con los beneficios abrió su primera tienda en el número 21 de la rue Cambon y poco después se lanzó a la apertura de una segunda en la elegante y veraniega villa de Deauville, donde impuso su moda entre la gente "chic" de la época, y luego una tercera casa en Biarritz. Para entonces Coco tenía bajo sus órdenes a 300 empleados; pero, en el terreno sentimental, las cosas no le iban tan bien. Los rumores de infidelidad que corrían sobre Capel se vieron confirmados cuando él le comunicó que la dejaba por una aristócrata, con la que se casó en 1919.
Terminada la guerra, Gabrielle volvió a París, se instaló en el Hotel Ritz y se volcó en su negocio, que no tardó en hacer prosperar, ayudada por revistas y periódicos de todo el mundo que difundieron su estilo. En 1929, el crack de Wall Street obligó a reducir la plantilla de la empresa (que por entonces contaba con 4.000 trabajadores) a la mitad. Los precios de los exclusivos diseños de Chanel se redujeron considerablemente, pero ni siquiera de esta forma consiguió levantar la firma. Coco Chanel cerró sus salones y decidió marcharse a Norteamérica durante un tiempo, reclamada por el productor de cine Samuel Goldwyn, que le ofreció la posibilidad de vestir a las estrellas dentro y fuera de la pantalla.

Durante esta etapa pasaron por su vida Igor Stravinsky, el duque Dimitri de Rusia, el duque de Westminster (que la abandonó tras diez años de relaciones porque no podía darle hijos) y, finalmente, cuando ya tenía casi cincuenta años, el artista Paul Iribe, en el que creyó haber encontrado al hombre de su vida. Por desgracia, en 1933 falleció de infarto tras un partido de tenis.
Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial Coco hubo de cerrar de nuevo sus salones, pero continuó viviendo en la capital parisina. Conoció entonces a un diplomático alemán, Hans von Dincklage, que se convirtió pronto en su amante. En agosto de 1944 fue detenida bajo la acusación de colaboracionismo y, tras este episodio, se exilió en Suiza. Durante los años en que permaneció retirada del mundo de la moda asistió al triunfo del "New Look" que imponían de Christian Dior y Balenciaga.
En 1954, con setenta y un años, reabrió su casa de modas porque, como le dijo a Marlene Dietrich, se aburría. Consumida por el reumatismo y la artritis, pero sin haber dejado ni un momento de poner alfileres (Coco no sabía dibujar ni hacer bocetos, de forma que creaba sus diseños sobre las propias modelos), murió el 10 de enero de 1971. Ese día había salido con su amiga Claude Baillen a dar un paseo; cuando regresaron, fatigada, Coco se tendió en su cama del Hotel Ritz y le dijo: "Mira, así se muere".
El estilo Chanel
Cuando el 28 de junio de 1914 estalló la Primera Guerra Mundial, Coco se dio cuenta que los nuevos tiempos exigían un estilo mucho más deportivo y funcional, adaptado a las nuevas circunstancias. Lo primero que hizo fue suprimir el corsé del traje femenino para dar mayor libertad de movimientos a las mujeres. Dos años más tarde introdujo el punto en sus colecciones, un tejido que nadie había utilizado hasta entonces para la alta costura pero que encantó a sus clientes. Con punto confeccionó el jersey, una prenda casi masculina, que fue seguida de la charming chemise dress, un vestido-camisa sin cintura ni adornos que realzaba el busto femenino, sobre el que se imponía llevar perlas.
Sus innovaciones fueron aún más lejos: no sólo se atrevió a acortar la longitud de las faldas y a descubrir el tobillo femenino, sino que forzó las mujeres a cortarse el pelo cuando una noche apareció en la Ópera con el cabello corto. Acababa de crear el estilo garçon, que marcó el final de una época. Tuvo la audacia de exponerse al sol cuando el broceado se consideraba sinónimo de plebeyez, y también de imponer su extrema delgadez (fruto, por otra parte, de las privaciones que le imponía la guerra) a todas sus clientes.
En este innovador estilo realizó faldas plisadas de estilo marinero, trajes de talle bajo, pijamas playeros, impermeables e, incluso, ¡pantalones femeninos! Fue ella quien lanzó el impermeable, los trajes de tweed escocés con bisutería llamativa, el zapato de punta redonda y, por supuesto, el célebre bolso con cadenitas doradas que se llevaba en bandolera. Creó también el célebre traje negro (la petite robe noire) que, en diversos modelos, ha sido desde entonces portada de todas las revistas de modas. Y no cabe olvidar el conjunto que lanzó en 1925 y que se convertiría en la estrella de la firma: un traje con falda y chaqueta a juego, de manga larga, sin cuello y ribeteado.
Otro de los revolucionarios aportes de Chanel a la moda femenina fue el zapato de tacón bajo. Fue un lanzamiento subversivo, en plena década de los años cincuenta, cuando los zapatos de tacón de aguja se hallaban en su apogeo. Junto a Raymond Massaro colaboró en la creación de un modelo de zapato realizado en dos tonos: el cuerpo y la parte del talón eran de color beige para alargar ópticamente la pierna, mientras que la puntera de color negro hacía que el pie pareciese más pequeño.
Con todo, el vástago más famoso de la Maison Chanel nació en 1923, fruto de la unión con Ernest Beaux: el perfume Chanel nº 5. Se trataba de una mezcla única de aldehídos y sustancias florales destinada a terminar de una vez con los afectados polvos perfumados de violeta de las décadas precedentes. Elevado a la categoría de mito en su tiempo y aún hoy uno de los más vendidos del mundo, su inmenso éxito facilitó el sostén de su imperio. Fue la actriz Marilyn Monroe quien convirtió la fragancia en un símbolo cuando, durante una entrevista, aseguró a los reporteros que unas gotas del nº 5 era lo único que llevaba puesto para dormir.
Luego llegaron otros perfumes, el nº 22, el nº 19 (que conmemora la fecha del nacimiento de Madame), Cristalle y Antaeus (para hombre). Ya después de su muerte, y Gracias a Karl Lagerfeld, la casa Chanel pudo recobrar, a partir de 1983, su anterior esplendor. La firma lanzó en 1984 Coco, denominado así para continuar con la tendencia impuesta por ella de asociar su nombre al de sus aromas; y en 1990 nació Egoïste, una esencia para hombre que consiguió dominar el mercado durante los últimos años del siglo XX. 


                                                    

BIBLIOGRAFIA

http://nenufaress.blogspot.com.es/2012/06/como-gabrielle-bonheur-se-transformo-en.html



http://inndii.hidrocalidos.com/blog/wp-content/uploads/2010/09/Chanel_logo.png

viernes, 1 de marzo de 2013

ORIGEN DE LA ROPA Y COMPLEMENTOS

El hombre es el único animal racional, y no sabemos si esa será la explicación de que sea el único que se viste. Desde el principio de los tiempos hasta nuestros días, su vestimenta ha sufrido numerosas transformaciones que en la mayoría de los casos han sido debidas al descubrimiento de nuevos tejidos y materiales e, indudablemente, a las tendencias que dictan los diseñadores y la moda en general.

Bolso: Usado por los romanos, que lo llamaban bursa, en el siglo I a. de C., era una simple bolsa. Con el paso del tiempo fue convirtida en un accesorio exclusivamente femenino. Tras la Segunda Guerra Mundial, cuando la mujer comenzó a incorporarse al mundo laboral, se pusieron de moda las bandoleras para tener libres las mano.

Botones: Utilizado desde la prehistoria pero fabricado en serie desde le siglo XII. Siempre presente en el vestuario masculino. Durante la Edad Media eran de cuerno o de cristal. Perdieron su rigor útil y ganaron en estética cuando la alta costura lo feminizó y a partir de 1930. Resinas sintéticas fueron las culpables de poder fabricar botones de cualquier forma y color más insospechados.

Blusa: En el siglo XV a. de C. las mujeres ya utilizaban blusas ceñidas con un cinturón. Durante varios siglos fue la prenda de las campesinas, y en este siglo se relevó por otra más ligera para acompañar a los primeros trajes femeninos. La aparecieron de las blusas escotadas, en 1913, hizo que se llamasen camisas de neumonía.

Bragueta: Inventada en Francia en el siglo XV, originalmente no llevaba botones; se trataba de un triángulo de tela que se ataba con un lazo y que servía para guardar las monedas.

Calzoncillos: Hasta 1920 los hombres los llevaban largos. En el año 1939 nació el slip en Estados Unidos. Curiosamente, el 70 por 100 son comprados por mujeres.

Camisa: Creada por los griegos en el siglo V a. de C. Desde entonces sus formas, tejidos y colores han ido cambiando constantemente. Fue la prenda de los proletarios durante muchos tiempo, por lo que los burgueses la ocultaban, pero actualmente su uso está asociado a la respetabilidad y la elegancia. Como curiosidad, IBM obligó a sus empleados llevar siempre camisa blanca como símbolo de la honestidad de la compañía.

Corbata: Su origen se encuentra en 1668, cuando Luis XIV hizo llegar a Francia un regimiento de tropas mercenarias croatas que transportaban una tira alrededor del cuello. A los franceses les gustó y continuaron esa moda integrándola en su vestuario; dos siglos después, los dandis ingleses crearon el nudo. Símbolo de la respetabilidad burguesa hasta los años cincuenta del siglo XX, después eclipsada por los jerséis de cuello vuelto, pero en la década de los ochenta volvió con todo su esplendor. En la actualidad 600 millones de hombres se la anudan diariamente.

Chaleco: También surgió bajo el reinado de Luis XIV. En sus comienzos llevaba encajes con escenas inspiradas en la actualidad política y social del momento. Tras decaer su uso en los años cuarenta, la moda a finales de los ochenta regresó tímidamente.

Chaqueta: Nació en el siglo XVIII en Francia como una prenda para montar a caballo, de ahí la raja situada en la espalda. En 1860, Napoleón III la hizo más sobria, y en los años cincuenta los modistos la liberaron de la rigidez de su corte inicial.

Falda: La primera falda, de piel, pareció hace ya 600.000 años y desde entonces esta prenda nunca ha abandonado a la mujer. En el año 1915 la moda enseñó los tobillos femeninos, pero la auténtica revolución llegó en 1965 gracias a Mary Quant, con el lanzamiento de la minifalda.

Foulard: Con una finalidad función higiénica en sus orígenes, servía también para protegerse del frío. Durante el imperio bizantino alcanzó una finalidad estética y eran lucidos sobre el hombro o el brazo izquierdo. Durante la Edad Media, su color reflejaba la condición social de quien lo llevaba. En la época del Renacimiento las italianas lo utilizaban como un objeto exclusivamente ornamental y comenzaron a ser muy estimados los que estaban confeccionados en seda.

Guantes: Los mitones, primera prenda para proteger las manos del frío, apareció en el norte de Europa hace diez mil años. En las pirámides egipcias se encontraron los primeros guantes, cuya finalidad era, fundamentalmente, estética. En su origen eran un accesorio dedicado al mundo masculino, pero más tarde fueron imprescindibles para el femenino ya que hasta el siglo XIX una mujer decente nunca salía a la calle sin llevar guantes puestos.

Medias: Las mujeres las usan desde el siglo XVI. Eran de lana o seda hasta la invención del nylon, en 1939. En 1968 llegó un duro rival con los leotardos confeccionados en nuevos materiales, como lycra y poliamida.

Pantalón: Su nombre se le atribuye a San Pantaleón, médico, mártir del siglo IV y patrón de Venecia. Ya hace 4.000 años los nómadas de Centroeuropa llevaban bombachos atados a la cintura. Pero el pantalón, tal y como lo conocemos hoy en día, apareció en 1830. Y en 1860 se creo el vaquero o jean por el bávaro emigrado Levi Strauss, en San Francisco, durante la fiebre del oro.

Paraguas: Su uso comenzó a realizarse en Mesopotamia hace 3.400 años como parasol. Y en la antigua Grecia las mujeres ya lo usaban para resguardarse de la lluvia. Los hombres lo empezaron a utilizar en el siglo XVIII.

Sujetador: Las primeras en utilizarlo fueron las mujeres cretenses unos 1.700 años a. de C. Pero el sujetador, tal y como lo conocemos hoy, es reciente; nació en 1914 pero su uso se generalizó en los años cincuenta. Después, con la influencia del movimiento beatnik y la moda de lo natural, tuvo cierto retroceso, recuperado en los últimos años, para convertirse convertido en la estrella de la lencería femenina. Últimamente ha habido innovaciones con de esta prenda como el Wonderbra.

Traje de chaqueta: Inventado por un sastre inglés en París en 1881 y en 1914 se convirtió en el uniforme urbano de las mujeres. En 1954 Coco Chanel creó un modelo idóneo para todas las situaciones, con lo que se convirtió en la versión masculina.

Zapatos: Unas sandalias de papiro en Egipto y que datan del 2000 a. de C. son el antecedente encontrado más remoto. Los primeros zapatos como tales son unos de tipo mocasín hallados en Babilonia que tienen una antigüedad de 3.600 años.


Innovaciones de la moda en 80 años:
1914: Llega el primer sujetador.
1934: Se comercializa el slip masculino.
1939: Comercialización del nylon.
1939: La mujer comienza a usar pantalón.
1955: El jean causa furor en Europa.
1959: Du Pont de Nemours inventa la lycra.
1965: La minifalda enseña la rodilla.
1975: Moda punk.
1980: Se crea la moda yuppy.
1985: Auge de la moda interior.
1989: Los japoneses inventan la microfibra.
1994: Aparecen las prendas vivas.
2000: Llega la ropa inteligente.